domingo, 17 de junio de 2007

SOCIEDAD: BILL GATES Y EL SULTAN DE BRUNEI, COMPENSANDO LA BALANAZA

William Henry Gates III (Seattle, Washington, Estados Unidos, 28 de octubre de 1955) más conocido como Bill Gates, es un empresario y filántropo estadounidense, cofundador de la empresa de software Microsoft, productora del sistema operativo para computadoras personales más utilizado en el mundo (según algunas estimaciones nueve ordenadores de cada diez utilizan algún sistema Windows[2]).

Está casado con Melinda French[1], y ambos ostentan el liderazgo de la Fundación Bill y Melinda Gates, dedicada a reequilibrar oportunidades en salud y educación a nivel global, especialmente en las regiones menos favorecidas[3], razón por la cual han sido recientemente galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2006
Cursó estudios en la escuela privada de élite de Lakeside, en Seattle. Esta escuela tenía ya una computadora en el año 1968, así Gates tuvo la posibilidad de contactar pronto con la máquina y tomarle el gusto a la informática. No tardó mucho en aprender y sólo necesitó una semana para superar a su profesor[cita requerida]. También en Lakeside, Gates conoció a Paul Allen, con quien más tarde fundaría Microsoft.

Creó la empresa de software Microsoft el 4 de abril de 1975, siendo aún alumno en la Universidad de Harvard. En 1976, abandonó la universidad y se trasladó a Albuquerque, sede de Altair, para pactar con esa empresa la cesión de un lenguaje para computadoras, el Basic, al 50% de las ventas. Al año siguiente, se enteró del éxito de la empresa Apple y de que necesitan un intérprete de Basic.

En 1980, se reunió con representantes de IBM en Seattle. Consiguió venderles el sistema operativo DOS, aunque él aún no lo tenía y luego lo compró a muy bajo precio a un joven programador. IBM necesitaba ese sistema operativo para competir con Apple, razón por la cual la negociación era flexible. Microsoft quiso los derechos de licencia, mantenimiento, e incluso la facultad de vender el DOS a otras compañías. IBM aceptó, considerando que lo que produciría dividendos sería el hardware y no el software. Unos días después, Microsoft compró los derechos de autor del QDOS a Tim Paterson que trabajaba para la Seattle Computer Products, por 50.000 dólares, que vendió a IBM como MS-DOS (Microsoft DOS). Lo que llama poderosamente la atención fue que IBM no comprara el MS-DOS sino que decidiera pagar a Microsoft un canon por cada copia que se vendiera junto con un IBM-PC. Lo que pocas veces se ha dicho es que por esos tiempos la madre de Gates, Mary Maxwell, era directiva de la empresa United Way conjuntamente con el CEO de IBM, John Opel.

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Consciente de la importancia del entorno gráfico que había mostrado Apple (originalmente la interfaz gráfica y el "ratón" fueron desarrollados por Xerox PARC) en su ordenador Lisa, se propuso conseguir también el entorno gráfico y el "ratón" para operarlo. Mientras, Steve Jobs, fundador de Apple, inició el desarrollo del Macintosh, Bill Gates visitó Apple. Ofrecía mejorar sus hojas de cálculo y otros programas. Amenazaba con vender su material informático a IBM, con lo que obtuvo una alianza Apple-Microsoft. Microsoft obtuvo legalmente la tecnología de entorno gráfico y con el ratón, y sacó al mercado Microsoft Windows, como directo competidor de Macintosh.Al finalizar el segundo milenio, el sistema operativo Microsoft Windows (en todas sus versiones), se utilizaba en la mayor parte de ordenadores personales del planeta
Bill Gates encabeza la lista anual de las mayores fortunas personales realizada por la revista Forbes, con bienes calculados alrededor de los 56.000 millones de dólares estadounidenses (2007)[7]. En 1994, adquirió un manuscrito de Leonardo da Vinci por 25 millones de dólares.

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Bill Gates con el presidente brasileño LulaLa empresa se ha visto envuelta en diversos procesos judiciales acusada de prácticas monopolísticas, llegándose a especular incluso con la posibilidad de que los tribunales estadounidenses exigieran dividir la empresa, como ya sucediera con otras empresas estadounidenses en el pasado. Las acusaciones se relacionan con la vinculación de diversos programas a su sistema operativo, el más extendido, lo que es considerado por sus competidores un abuso de posición dominante para diversificar sus productos, como es el caso del navegador Internet Explorer, el reproductor de archivos multimedia, Windows Media Player, o el sistema de mensajería instantánea Windows Messenger incluido en el sistema operativo Windows, del que se han obtenido Windows 1.0, 2.0, /286, /386, 3.0, 3.0a, 3.1, 3.11, varias versiones de NT, 95, versiones de 98, 2000, Me, CE 1.0, CE 2.0, varias versiones de XP, Server 2003 y recientemente salido a la venta, Windows Vista, en varias versiones. Para el 2007 se espera la liberación del Windows Server 2007.

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El 16 de junio de 2006 hace pública su intención de abandonar sus labores diarias al frente de Microsoft hacia 2008 para dedicarse por entero a la fundación[8][9]. La transición de responsabilidades será progresiva para evitar afecciones negativas en el desarrollo diario de la empresa, continuando como Presidente de Honor de la misma

una extravagante pareja de turistas occidentales: un hombre de unos 40 años y otro de más de 65, volando cometas como críos junto a la Gran Muralla China y, más tarde, comiendo hamburguesas en un McDonalds de Beijing... tras haber presentado los correspondientes vales de descuento en caja.
Kebawah Duli Yang Maha Mulia Paduka Seri Baginda Sultan Haji Hassanal Bolkiah Al-Mu'izzaddin Waddaulah ibni Almarhum Sultan Omar Ali Saifuddien Sa'adul Khairi Waddien es el sultán de Brunei. Es el número 29 en su línea desde el siglo XIV. Nació el 15 de julio de 1946. Siendo el mayor de la familia se convierte en Príncipe para la corona en 1961 y ascendió al trono el 5 de octubre de 1967, luego de la abdicación voluntaria de su padre, Al-Marhum Sultan Haji Omar Ali Saifuddien Sa'adul Khairi Waddien. Fue Muda quién en 1979 comenzó las conversaciones con Gran Bretaña para poner fin al dominio británico en Brunei, logrando la independencia del país en enero de 1984.

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La fortuna del sultán de Brunei se encuentra entre las mas cuantiosas del mundo, hasta el punto de haber llegado a ser la persona con más dinero del planeta. De esta fortuna vive la población de Brunei, ya que todo ciudadano bruneano cuenta con educación y sanidad públicas gratuitas, sin la necesidad de pagar impuesto alguno
Eran Bill Gates, presidente de Microsoft, (con una fortuna de más de seis billones de pesetas, según la revista Forbes; el hombre más rico del mundo, tras destronar bit a bit al sultán de Brunei), y Warren Buffet, "el personaje más temido de Wall Street", asesor financiero de Gates , (más de 3,2 billones de pesetas, y 4º de la lista), calmando el "estrés financiero" con juegos de bajo precio, pero sabiéndose tan poderosos como los emperadores que levantaron esa muralla visible desde la Luna.

Hoy, estos nuevos señores del Planeta -y sus más conspicuos competidores en la lista de los más ricos- levantan formidables murallas financieras para proteger sus imperios en los que nunca se pone el sol. No ambicionan tierras ni pozos de petróleo ni reinos en el sentido tradicional, sino dominar uno de los tres pilares que apuntalan las fortunas del Planeta a las puertas del 2000: el mundo virtual y electrónico -ordenadores, Internet, cadenas de televisión...-; las altas finanzas, es decir, los tentáculos que agitan los hilos de las bolsas internacionales, o las ventas de cualquier cosa... a nivel mundial, desde deportivas a vitaminas, pasando por vaqueros. O sea: el auténtico poder tras el político.

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"Hacer el primer millón de dólares no es trabajo fácil", decía Humphrey Bogart en La condesa descalza hace sólo cuatro décadas, cuando los ricos tenían títulos nobiliarios y sus fortunas nacían de la tierra. Pues bien, un millón de dólares es hoy una fruslería: los 100 más ricos del mundo acumulan un mínimo de 300.000 millones de pesetas por cabeza. Otro cambio: muchos de los que hoy nadan en dinero partieron del más absoluto secano. De hecho, cinco de los seis norteamericanos más ricos -el 3º es Paul Allen, socio de Gates y el 4º es Lawrence Ellison, de Oracle (los que figuran por delante en la lista americana de Forbes son fortunas familiares)- han montado su imperio a través de la informática. El mérito de la gran mayoría está en haber convertido el mundo en una aldea global, sin fronteras para sus productos. Desde cervezas (Alfred Heineken), pasando por zapatillas de deporte (Philip Knight, de Nike), coches (Agnelli, de Fiat), muebles funcionales (Ingvard Kamprad, de Ikea), vaqueros (familia Haas, de Levi's Strauss), cosméticos (Lilliane de Bettencourt, con L'Oréal, ahora en manos de Nestlé), ropa (Luciano Benetton, Ralph Lauren, Armani...), productos de la comunicación (K. R. Murdoch, magnate del imperio News Corporation, o Ted Turner, fundador de la CNN y ahora socio de Time/Warner), medicamentos (familias Oeri, Hoffman y Sacher, de los laboratorios Roche), objetos de lujo (Bernard Arnault, de Louis Vuitton-Moët/Hennessy o Jean Louis Dumas-Hermès, de Hermès), discos o viajes (Richard Branson, de Virgin)...


Lujos de verdad. Negocios que permiten colgar impresionistas en el despacho o viajar en avión particular; acumular en el garaje varias unidades de cada Ferrari nuevo que sale al mercado (como Gates o el sultán de Brunei); regalar 150.000 millones de pesetas a la ONU "para intentar erradicar la pobreza" (como Ted Turner, el marido de Jane Fonda); comprarse una ínsula en las islas Vírgenes (como Richard Branson, de Virgin), patrocinar carreras de caballos (Jean Louis Hermès); crear fundaciones u organizar premios musicales (Emilio Botín, número 72 en la lista Forbes, con 600.000 millones de pesetas y el español más rico)...

Aunque el precipicio que separa hoy a los verdaderamente ricos (50.000 millones de pesetas se considera la frontera) del resto de los mortales está hecho de signos casi intangibles. Y es que la ostentación demasiado evidente -pieles, joyas a destiempo, fiestas rimbombantes, yates en Marbella... en agosto- es una vulgaridad. Hay que rizar el rizo: los lujos tienen que interpretarse en la cadencia correcta: tomar vacaciones a contratiempo; comprar latifundios para vivir como un campesino; viajar con nutricionista particular, que diseñe menús de pobre (legumbres, pan negro y verdura) con la dosis exacta de antioxidantes y fibra; llevar bolsos de plástico... de Prada (de 60.000 pesetas) y maletas viejas... de Vuitton.

Todo ello con la medida exacta de gestos de altruismo que permitan descargar la mala conciencia... sin ceder un centímetro en el estilo. Como Ted Turner y Jane Fonda, que a pesar de los 150.000 millones de pesetas regalados a la ONU siguen siendo los mayores latifundistas de Norteamérica y conservan su rancho en Yellowstone, con lago truchero incluido y un rebaño de 35.000 bisontes... O como Paul Allen, que regala estadios de baloncesto y sostiene decenas de fundaciones de caridad... sin renunciar a sus aviones, su yate de 50 metros y su colección de arte.

De acuerdo. Hasta concedemos el derecho al lujo... siempre que se cree empleo y se paguen los impuestos. Pero quizá haya llegado el momento de exigir nuevos compromisos, también globales. Tras un año marcado por la preocupación por el entorno, parece interesante hablar de una nueva raza de ricos con ideas inéditas acerca de lo que es ser "socialmente sensible". Por ejemplo, de Thomas Schmidheiny, suizo de 52 años, que ha convertido una pequeña empresa familiar en el mayor imperio cementero del mundo. Pero lo mejor de Schmidheiny y lo que le está haciendo famoso no es su enriquecimiento, sino su compromiso ecológico, que se plasma en crear cementeras que no sólo evitan, sino reducen la contaminación. Por ejemplo, quema sistemáticamente neumáticos viejos para ahorrar recursos escasos o emplea las aguas negras de Zurich como energía. Gobiernos y empresas de todo el mundo le consultan a diario para imitar sus sorprendentes estrategias. "Estamos rebajando los costos a través de un cambio de mentalidad", asegura. Y lejos de aprovechar el tirón para hablar de filantropía, define su idea como "parte de un buen negocio". ¿Estaremos finalmente invirtiendo en honestidad?


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