Su primera película costó sólo 300 dólares y la última 400 mil. Entre una y otra logró mantenerse al margen de las corporaciones de la animación. El Bafici lo trajo hasta Buenos Aires, y con él llegaron sus disparatadas películas, famosas a partir de MTV.En bermudas, con una remera autoreferencial y marcador en mano, el animador de culto Bill Plympton dio una muestra gratis sobre cómo hacer un éxito de la pantalla grande a espaldas de monstruos como Disney, Pixar o DreamWorks. Invitado al Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), este dibujante de 58 años ofreció una guía práctica para hacer una película de animación, promocionarla, distribuirla y lograr recuperar el dinero invertido para seguir haciendo lo que más le gusta. Desde niño, Plympton ha sido un apasionado del dibujo. Gran autodidacta, llegó a ocupar las páginas de The New York Times, Vogue, Vanity Fair y Rolling Stone, entre otras. Al igual que Matt Groening, el cerebro de Los Simpsons, Plympton nació en Portland, una ciudad triste y húmeda de los Estados Unidos. "Esto marcó a mucha gente: si no te convertías en dibujante, había asesinatos masivos", bromeó en una entrevista. A los 14 años, envió sus dibujos a Disney, pero por respuesta recibió una escueta y decepcionante carta que decía: "usted es demasiado joven para trabajar", cuenta la biografía de su sitio oficial.
Desde su casa-estudio en Chelsea, Nueva York, "el mejor animador independiente de Estados Unidos" -según la crítica especializada-, plasma en storyboards su estilo cínico, con registros de humor donde lo abstracto se da la mano con lo delirante. Sólo para adultos. Sus animaciones tienen como eje el cuerpo, a lápiz de color sobre fondos claros, en imágenes donde el trazo desprolijo es una marca de autor. Según la leyenda -que él mismo confirmó durante la clase- dibujó a mano todos los fotogramas que compusieron su primer trabajo, "Your face", que le valió una nominación al Oscar al mejor corto de animación de 1988.
Un atril con papel blanco sirvió de pizarra donde con habilidad y oficio esbozó desde los cuatro modelos básicos de una boca hasta la bicicleta en la que llegó a la entrega de los Oscar en 2004. "Estaban Clint Eastwood, Scarlet Johanson y gente por el estilo. No gané el premio, pero me divertí mucho esa semana en Los Angeles", siguió con el anecdotario. "Guard Dog", el corto de cinco minutos nominado en esa ocasión muestra su disparatada teoría sobre por qué ladran los perros a cualquier cosa que se mueve. Se encendió el proyector y quedó claro por qué la nominación. Una serie de gags, pocos personajes y su estilo mordaz que seguirá con "Guide dog", la historia de canino lazarillo que "llevará a su dueño a la muerte", adelantó el director.
¿Y qué computadora usa? La pregunta, si bien inevitable, no deja de irritarlo. "Estoy llegando un poco tarde a la forma digital de hacer películas, porque tengo bajo presupuesto y no me alcanzaría para comprar el hardware", respondió. "Aunque ahora se están acomodando los precios", dijo y reconoció que en "Guard Dog" se valió de un escáner para llevar los dibujos a la edición, aunque siempre filma en formato 35 mm -y no en video- para que sus películas sean vistas en los festivales de cine. "Además, dibujar a mano es más rápido, y tiene más que ver con lo que está en mi cabeza", agregó.
Sin embargo, no es totalmente ajeno a la tecnología. Durante el armado de "Hair High" (2004), Plympton colocó una webcam sobre el tablero de dibujo conectada a Internet, a modo de reality show. "Recibí miles de e-mails de gente sorprendida al verme usar lápiz y papel para las animaciones", explicó marcador en mano. Y acto seguido se ubicó a un costado de la sala para observar la reacción de los presentes frente a "The fan and the flower", un corto en fase experimental sobre la extraña relación entre un ventilador y una flor. Privilegia la libertad de creación del cine independiente. Aunque reconoce que el camino es más lento y sacrificado: "En un mundo perfecto, preferiría pasarme el día dibujando, pero tengo que ocuparme de los contratos, del marketing, la distribución... es un oficio full time. Y trabajar para un gran estudio por lo menos implica presiones de trabajar contrarreloj y de alguna forma se pierden las ideas", declaró a la revista Wild Violet.
Influencias y admiración se funden en su trabajo: desde John Kricfalusi, el creador de Ren & Stimpy; Brad Bird, al frente de Los Increíbles, hasta el dibujante argentino Oscar Grillo, enumeró mientras agradecía la presencia en el auditorio de Caloi. Quentin Tarantino, Peter Jackson y David Lynch completan su imaginario. Mientras que en Televisión le resulta "excelente" la serie Sin City y, por supuesto, admira a los Simpsons, Futurama, Los Reyes de la Colina y Beavis and Butthead.
Su proceso creativo se nutre también de sueños, los mitos urbanos que se contaban en la escuela y, sobre todo, el sinnúmero de personajes que cruza todos los días por las calles de Nueva York. Su película "Mutant Aliens" (2001) nació a partir de una imagen de Laika, la perra astronauta rusa. "Se me ocurrió -dijo Plympton- ¿andará esta perra todavía abandonada por el espacio? Entonces pensé sería genial que junto a otros animales formaran una fuerza inter-espacial para volver a la Tierra, en busca de revancha". Además de la clase, durante el festival se exhibe una retrospectiva de su obra y se pueden adquirir películas en DVD, remeras, libros y demás merchandising, también disponible en su página web. Mientras sigue su gira por los festivales en todo el mundo, de Sundance a Spike and Mike, sigue ampliando sus horizontes. Su proyecto más ambicioso es reunir a varios animadores de la escena off y hacer una especie de "Fantasía", como la de Disney pero con música de The Beatles, aunque tendrá que conseguir los derechos...
Ahora que es famoso, también hace publicidades para una aseguradora, separadores para la MTV americana y hasta un video para Microsoft en el que las famosas ventanas salen volando. Pero sólo para financiar sus mejores trabajos, los que se ven en la pantalla grande. Y aunque la corporación Disney lo llamó para su versión de "Aladín" y se negó ("tenía que mudarme y estar disponible tiempo completo"), sigue apostando por lo experimental y lo vanguardista, y sobre todo, por el cine independiente.