Novela de Jeremy Lethan, en la que se da vida a Lionel Esrog detective privado aquejado del sindrome de Tourette. Armado con su lenguaje -cargado como una pistola, lleno de non sequiturs, desconcertantemente surrealista y amenazador en su parodia inconsciente de gestos y giros lingüísticos -Lionel se enfrenta una realidad en la que no parece estar demasiado a gusto pero que sin embargo se empeña en aparecer tan disruptivamente ante él como su síndrome ante los demás. La búsqueda de la verdad lo llevará, curiosamente, al pasado y a una escuela de meditación Zen. La entrada de Lionel en medio de una sesión de meditación zazen es una de las secuencias más memorables de este libro, cuando el lenguaje de Lionel se convierte en un imparable manantial en ebullición, que, sin embargo, parece disparado por la presencia física de los actores en el drama que intenta resolver -ese gigante polaco que supone ha asesinado a su jefe y amigo, ese extraño maestro Zen en el que detecta una familiaridad equívoca, esas puñeteras frutas de origen chino que le parecen fuera de lugar... Aún más importante, el síndrome parece disparado por la presencia de esas pistas que Lionel no es consciente que se encuentran ante sus ojos. Lionel Essrog es posiblemente uno de los antihéroes más completos y complejos que haya dado la literatura norteamericana, un observador sesgado pero al mismo tiempo imparcial de esa realidad sospechosa de asesinato. Lionel cuenta con sus armas de enfermo para enfrentarse al caso: un detective con las compulsiones de tocar las cosas, ordenar nombres y objetos, fascinado por las simetrías y los números y que permuta/pervierte el lenguaje, está, pese a lo que pueda parecer, convenientemente equipado para resolver la investigación.
O mejor dicho, será el síndrome de Tourette el que resolverá el caso con, en el fondo, poca participación consciente de Lionel. Algunas de las pistas que Lionel recibe están codificadas de tal forma que sólo su síndrome le permitirá descodificarlas. Si el síndrome de Tourette no es un personaje, entonces, como se pregunta Lionel "¿Quién demonios es Bailey?". ¿Quién es esa presencia que a veces responde a las llamadas de teléfono de Lionel? ¿Qién es ese tío que irrumpe en el lenguaje de Lionel con expresiones tan pintorescas como ¡comemebailey!,...
O mejor dicho, será el síndrome de Tourette el que resolverá el caso con, en el fondo, poca participación consciente de Lionel. Algunas de las pistas que Lionel recibe están codificadas de tal forma que sólo su síndrome le permitirá descodificarlas. Si el síndrome de Tourette no es un personaje, entonces, como se pregunta Lionel "¿Quién demonios es Bailey?". ¿Quién es esa presencia que a veces responde a las llamadas de teléfono de Lionel? ¿Qién es ese tío que irrumpe en el lenguaje de Lionel con expresiones tan pintorescas como ¡comemebailey!,...