viernes, 22 de junio de 2007
JESUS FRANCO
Jesús Franco Manera es un director de cine, actor, guionista, compositor, productor y montador nacido el 12 de mayo de 1936 en Madrid (aunque hay fuentes que incorrectamente dicen que nació en 1930).
Es conocido fundamentalmente por su labor como director. Ha rodado unas 200 películas y ha declarado que morirá "con la cámara al hombro". Ha trabajado en multitud de países, como Francia, Alemania, Suiza, Portugal, Italia, Estados Unidos...
Interesado por la música desde pequeño, ingresó, tras la Guerra Civil Española en el conservatorio de Madrid, donde estudió piano. Acabó sus estudios y se licenció en Derecho, tras lo cual ingresó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC), donde permaneció dos años, mientras escribía libros bajo el pseudónimo de David Khunne. También compaginó sus trabajos como director y actor de teatro durante esta época.
Viajó a París, donde estudió técnicas de dirección y solía pasar el tiempo viendo películas en la filmoteca de la universidad. A su regreso a España empezó su carrera como compositor y como ayudante de dirección, trabajando con directores como Juan Antonio Bardem, León Klimovsky, Luis Saslavsky, Julio Bracho, Fernando Soler y Joaquín Luis Romero Marchent, entre otros. También trabajó en Ágata Films S.A., como escritor y representante.
Sus primeros trabajos como director dieron como fruto películas culturales, normalmente documentales de corta duración sobre diversos temas de la esplendorosa España del pasado.
Pronto aplicó su experiencia y sus conocimientos y así realizó su primer largometraje: Tenemos 18 años (1959), pero no fue hasta 1962, con la famosa Gritos en la noche, cuando consiguió un cierto éxito. Otras películas de la época son La muerte silba un blues (1962), La mano de un hombre muerto (1962) y Rififí en la ciudad (1963).
Aclamado por los fans del género de terror, que empezó a cultivar con bastante frecuencia, pronto se convirtió en un enemigo de la dictadura. Sin embargo, las buenas críticas recibidas por sus trabajos en aquella época, se materializaron en ayuda económica para poder continuar con la labor. Se exilió y continuó trabajando en el extranjero.
No le faltaron productores fuera de España, y no sólo para sus incursiones en el género de terror, ya que también tocó todo tipo de géneros: comedia, drama, musical... y posteriormente incluso el porno. En 1965 trabajó como director de unidad secundario para Orson Welles en Campanadas a medianoche, con quien repetiría en los proyectos inacabados La isla del tesoro y Don Quijote. Pero fue en 1967 cuando se ganó el clamor del público a nivel internacional, con su película Necronomicon, que fue presentada en el festival de Berlín.
Sin embargo, sus películas no siempre eran bien acogidas por la crítica o el público. De hecho, buena parte de crítica y público empezó a rechazar y despreciar sus alocadas ideas. Así, se centró en realizar películas de bajo presupuesto y con una velocidad asombrosa, llegando a lanzar seis, siete o incluso más títulos al año, trabajando con infinidad de productoras en numerosos países, e incluso llegando a crear la suya propia (Manacoa Films). Este hecho le llevó a estrenar muchos de sus títulos bajo pseudónimos, "por recomendación de las productoras, para no saturar el mercado cinematográfico", según explica él. En realidad la razón fundamental del uso de pseudónimos era la búsqueda de una mejor venta de la película, con nombres que sonaran bien en el mercado internacional y que sonaran novedosos. Así, firmó algunos de sus trabajos como David Khunne, John O'Hara, Clifford Brown o Pablo Villa, entre otros nombres.
Debido a su enorme capacidad de producción, también aprovechaba muchas veces el reparto de un rodaje para embarcarse en un nuevo proyecto, utilizando para ello el mismo material y el dinero sobrante del proyecto anterior, lo cual explica por qué la mayoría de sus filmes son de bajo presupuesto. Llegó incluso a aprovechar las mismas escenas para diferentes películas.
Entre sus actores más destacados se encuentran Howard Vernon, Antonio Mayans, Christopher Lee, Klaus Kinski y Jean Servais. Entre sus musas o actrices fetiche están Diana Lorys, Maria Rohm, Soledad Miranda y Lina Romay. Esta última es la más representativa y su actual compañera sentimental.
Durante los 80, muchas de sus películas fueron calificadas como X por los comités de censura de diversos países. Se estrenaron versiones de sus películas con un metraje bastante recortado (hasta 40 minutos), algo que él no comprendía. Respondió con incursiones en el cine puramente porno, algo que muchos de sus fans tampoco supieron comprender.
A principios de los 90, Jess, como es conocido popularmente, fue contactado por la Sociedad Estatal para la Exposición Universal de Sevilla 1992 para recopilar el material y montar la película que se estrenaría con el título de El Quijote de Orson Welles, una película que el genial director americano rodó a lo largo de décadas y dejó inacabada. Tras mucho tiempo de trabajo y montaje, estrenó finalmente la película, aunque no recibió una muy buena acogida por la crítica.
Tras años en los que las películas de Franco sólo se podían ver ocasionalmente en España a través de ediciones en vídeo, en 1996 estrena en cine Killer Barbys, lo que coincidió con un homenaje en Nueva York (donde recibió un premio de manos del mismísimo Roger Corman) y una reivindicación general de su obra.
Posteriormente la producción de Jess ha descendido notablemente, aunque sigue rodando. Sus más recientes trabajos han sido como actor para películas de sus colaboradores Pedro Temboury y José Roberto Vila. También ha trabajado como actor en muchas de sus películas y en el clásico de Fernando Fernán Gómez El extraño viaje (1964), considerada uno de los mejores filmes españoles de todos los tiempos.
En el año 2006 ha apadrinado al colectivo español Digital 104, que como él defiende la producción en formato digital frente al problemático celuloide. Es también el gran protagonista del documental Life and Times of Jess Franco, 2006, de José Luis García Sánchez